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JULIO - AGOSTO 2017           Nº 56

ICTUS: ESCALAS DE VALORACIÓN NEUROLÓGICA EN URGENCIAS

AUTORES:

Héctor Barrios Ruano 1 , Silvia Fernández Zapico 2

1 Enfermero Especialista en Urgencias y Catástrofes por la Universidad de Oviedo

2 Enfermera Máster en Urgencias y Cuidados Críticos por la Universidad de Oviedo

 

RESUMEN

El uso de escalas de valoración neurológica desde hace décadas es una herramienta básica cuando nos encontramos ante un posible accidente cerebrovascular; y su adecuada interpretación es primordial entre el personal de enfermería. Mediante una exhaustiva búsqueda bibliográfica se exponen algunas de las más validadas y utilizadas en España; sobre todo desde la implantación del llamado “Código Ictus”. Y que además de ser útiles para la detección de los síntomas de un posible ictus, nos servirán para seguir la evolución del paciente de manera más efectiva.

ABSTRACT

The use of neurological assessment scales for decades is a basic tool when facing with a possible cerebrovascular accident; and its accurate interpretation is primordial among nurses. Through an exhaustive bibliographical search, some of the most validated and used in Spain are exposed; especially since the so-called “Stroke Code” implantation. And, in addition for being useful detecting possible ictus symptoms, they will serve us to follow the patient’s evolution in a more effective way.

INTRODUCCIÓN

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) suponen actualmente la segunda causa de muerte en España. La evolución y pronóstico de los afectados depende de la rapidez y eficacia en su detección y actuación por parte de los profesionales sanitarios implicados; razón por la que se ha ido implantando paulatinamente el código Ictus en las diferentes comunidades autónomas de España. Si tenemos en cuenta que en 2012 más del 90% de los afectados por un ictus lo hacían a través de los servicios de urgencias nos daremos cuenta de la importancia que tiene para los profesionales enfermeros poder conocer las escalas más validadas y utilizadas para una adecuada valoración y seguimiento de estos pacientes.

OBJETIVO

Realizar una recopilación de las escalas más utilizadas para la valoración neurológica de los pacientes con un posible ACV que acuden al servicio de urgencias.

MÉTODO

Se ha hecho una revisión sistemática de la bibliografía tanto actual como de referencia; seleccionándose 6 artículos en buscadores médicos digitales como Pubmed, Cuiden, Cochrane y Scielo; así como 4 guías clínicas llevadas a cabo en diferentes Hospitales del territorio español.

Palabras clave: nursing assessment, stroke, stroke scales, emergencies.

RESULTADOS

El código ictus es un protocolo de actuación que empieza en los servicios prehospitalarios, con su consecuente asistencia sanitaria en el hospital de referencia, en casos de sospecha de Ictus. El objetivo es la realización de fibrinólisis o extracción mecánica del trombo en los pacientes candidatos antes de las 4 horas y media desde el inicio de los síntomas. Tratándose de una enfermedad “tiempo-dependiente” es relevante destacar como una mayor formación de los profesionales y la aplicación de herramientas que permiten una mejor coordinación entre ellos ha demostrado ser ampliamente eficaz; reduciendo los tiempos de actuación, y, con ello, el aumento de buenos pronósticos entre los afectados. Por ello, para asegurar una rápida detección y una adecuada notificación, existen una gran variedad de escalas de valoración neurológica.

Actualmente en España, según la literatura consultada y los protocolos de las comunidades autónomas dónde se realiza el código ictus, existen unas cinco escalas que son las más extendidas y validadas para evaluar la relación entre el ictus y la necesidad de una atención urgente y pronóstico.

La Escala NIHSS - National Institute of Health Stroke Score - ( Tabla 1 ) es una escala neurológica usada para evaluar el efecto del infarto cerebral agudo, que consta de los siguientes ítems: nivel de conciencia, teniendo en cuenta el nivel de alerta y la respuesta a órdenes motoras; pérdida del campo visual y valoración de la mirada conjugada. Ataxia y pérdida de fuerza motora, tanto facial como en miembros superiores e inferiores; pérdidas sensoriales; déficit en el lenguaje y la presencia o no de disatria; y por último la presencia de negligencia, extinción o inatención al enfrentarse a estímulos visuales, táctiles, espaciales o corporales. Esta escala, que ha sido ampliamente validada, siendo eficaz prediciendo el pronóstico de los pacientes, no sólo ayuda a cuantificar el grado de déficit neurológico, sino que facilita la comunicación entre profesionales, no requiriendo, además, más de 10 minutos para ser completada. Las puntuaciones van de 0 a 42; siendo <4 de gravedad leve, <16 moderado, <25 grave y >25 muy grave. La necesidad de un tratamiento revascularizador suele plantearse en pacientes que han obtenido puntuaciones entre 5 y 25. Esta escala es repetida a intervalos regulares, o si el paciente ha sufrido algún cambio, ayudando a monitorizar la efectividad de los tratamientos aplicados.

    

    

Las dos siguiente escalas son abreviaciones de la escala NIHSS, preferentemente usadas en la atención prehospitalaria, o ante el primer contacto con el posible afectado. Ambas han demostrado ser eficaces en la detección de ictus, completándose en 3-4 mins, y reduciendo la variabilidad interobservador. La más inmediata es la CPSS - Cincinatti Prehospital Stroke Score - o Escala de Cincinatti, que consta de tres ítems a valorar entre normalidad o anormalidad: asimetría facial, pérdida de fuerza en un miembro superior, alteración del habla. Otra de estas adaptaciones sería la Escala Motora de Los Angeles -LASS-, que también evalúa la debilidad facial, de los miembros superiores, y la prensión de las manos. En ambas, la presencia de al menos un signo de anormalidad ya se consideraría sospecha de ictus.

La Escala de Rankin modificada ( Tabla 2 ), utilizada desde la década de los 80, sirve para medir el resultado funcional tras un ictus, comparándolo con la situación anterior del afectado, y que nos dará también una idea del grado de cuidados que requerirá el afectado tras su alta. Ampliamente utilizada, ha sido criticada por las diferencias detectadas entre observadores y entre las respuestas dadas entre el propio paciente y sus familiares o cuidadores. Su puntuación irá desde 0, no presentando síntomas ni limitaciones; hasta 6, categorizado como la muerte del paciente.

Por último, y como ante todo paciente al que queramos valorar neurológicamente, y del que sospechamos un cambio en su nivel de conciencia, la escala de coma de Glasgow sería la más utilizada. Publicada en 1974, y de uso generalizado, esta escala nos ayudará a medir el nivel de alerta en base a una puntuación, desde 3 (coma profundo) hasta 15 (normalidad). Se calcula tras valorar la respuesta de la apertura ocular, la respuesta verbal y la respuesta motora.

CONCLUSIÓN

Entender el significado de los resultados que nos ofrecen las escalas más validadas para poder valorar neurológicamente a un paciente con un posible ACV ayudaría a actuar de una manera más eficiente en los servicios de urgencias, con grandes beneficios para estos pacientes, en una enfermedad tan “tiempo-dependiente” como son considerados los ictus.

 

BIBLIOGRAFÍA

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